HUGO VALIERO: “RESISTIDO, VALORADO, ODIADO, APOYADO…”
Por Oscar Bruno Cedrés
Una semblanza distinta, especial, no es ni fue deportista activo en ninguna disciplina, pero ha estado vinculado mucho al deporte a quien hoy se la realizamos.
Un personaje que pasa de lo valorado a lo odiado, de lo estimado a lo resistido, no tiene punto medio, y como decíamos al comienzo no fue actor en ningún deporte, pero tiene mas protagonismo que la mayoría de los actuales deportistas nuestros.
Forma parte de un rubro muy especial, el de canchero, encargado del escenario deportivo, responsable de su buen estado y funcionamiento, pero que nunca conforma a nadie.
A Hugo Valiero es hay quien hoy va la semblanza, al continuador de aquellos viejos encargados de los escenarios deportivos municipales, que tenían los mismos problemas que él, con los usos de las canchas.
Hugo Valiero nació en el Barrio Lavalleja de nuestra ciudad el 4 de junio del año 1943, alumno de la Escuela No. 7, Artigas, aquella de la señora de Borches como directora, del Canario Espada, de Beba Marsiscano, de Klenta Prieto, de Aida la esposa de Espada, de Blanquita Acuña, de Doña Celia Fernández, de Victoria Piani, y otras tantos y tantas grandes maestras, y maestros que tuvimos en ese período en nuestra querida Escuela, porque fuimos compañeros de clase con Hugo.
Aquella de Doña Olga en la cocina, del maestro Bertone en el taller de carpintería, de José Peri enseñándonos a cantar el himno o la marcha mi bandera, de alumnos con túnicas almidonadas, que parecían de cartón, y también de los otros con las túnicas y las moñas a como diera.
De esa década de mitad del siglo pasado es Hugo Valiero, de un barrio Lavalleja de andar de alpargatas, con grandes cunetas donde surcaban los botes hechos con diarios, de jugar a la bolita o la figurita, de correr por las polvorientas calles detrás del aro, de pelotas de trapo, de pobrerío, de gente laburadora por un misero sostén.
Casado con Iris Nelva Pereyra, tuvieron 6 hijos, todos varones, Hugo, Daniel, Roberto Carlos, Gerardo, Víctor (el Bebo) y Mario, aquel recordado ciclista fallecido hace algunos años muy joven, también 6 son los nietos.
Ha trabajado en varios lugares y oficios, de los cuales recordamos: en la Coca Cola de Julio Canto, en Hidrografía del Puerto de Punta del Este, en el abasto municipal, en la arena que tuvo en la esquina de Ramírez y Zorrilla de San Martín, en La Riviera con Hackenbrun, fabricando esteras de junco, ingreso como funcionario municipal haya por el 96 en el Gobierno de Adauto, como encargado de Plaza de Deportes de Rocha, donde cumplió una gran tarea en la recuperación de la misma igualmente del gimnasio del Liceo No. 1.
Paso luego a encargado de obras de la entonces Junta Local de Chuy, luego estuvo en el basurero de nuestra ciudad, con el cambio de intendente y la asunción de Artigas Barrios pasó a Escenarios deportivos, siendo el encargado de la recuperación del Estadio Municipal El Tenis junto a también recordado Alberto Martínez como director de deportes, y también encargado del Hipódromo Municipal, estando ahora con Daniel Olid como director de deportes en varias tareas, o sea un siete oficio, un corre camino, sin destino fijo, sin saberse donde está, puede aparecer por Cebollati, como por Montevideo.
Dice él que no es hincha de ningún club de fútbol, pero integró la directa del Rampla de La Estiva junto a su amigo Don Javier, el “Caficio” Rocha.
El deporte que siempre le atrajo y fascina es el ciclismo. Fue secretario de la Federación Ciclista de Rocha en tiempos que Oscar Vicente era el Presidente, acompañó al gran Pancho Pereyra en su primera participación en la Vuelta del Uruguay, también estuvo en la dirigencia del Frontera del Chuy.
En Maldonado fue gran colaborador de Tejera, el propietario de Barraca Hípico, en el Club Ciclista Maldonado, donde corrían varios rochenses: José Pedro Sosa, Mansilla, Waldemar Domínguez, Oscar Díaz ya fallecido y su hijo Mario también fallecido, ambos muy jóvenes.
Estuvo en el Lavalleja de Ciclismo, el de la sede en la “Ratonera”, con el Tobo Lazo, con Genaro Bosco, con Darío San Martín, con el “Grasa” Techera, con el “Gusano” Pedro Domínguez Pérez, con Caetano, el comisionista.
Tiempos de gran ciclismo en Rocha, tiempos del gran cacique Washington Díaz, del “Chirola” Washington Silva, de Odón Sánchez, de Pedro Cardoso el carolino.
Acompaño en innumerables Vueltas del Uruguay, de la Juventud, de Rutas de América, a equipos de Rocha y de la Federación.
Siempre estuvo junto a su hijo Mario en todas las competencias que éste participara.
Su casa está llena de fotos, de banderines, camisetas, que atestiguan su pasado, igual que de plaquetas y pergaminos, como el del Curso realizado en la ciudad de Minas, organizado por el Comité Olímpico uruguayo, para dirigentes.
De murales como con la dirigencia de la Comisión Nacional de Educación Física con el Dr. Maglioni, con Miguel Baricevich, o con su amigo el recordado Silvio Ricardo Cardoso Pioli.
Hoy con sus setenta años a cuestas sigue en la diaria municipal, trepado al camión amarillo, viviendo en el corazón del barrio que lo vio nacer, el Lavalleja, siendo el de siempre: resistido, valorado, odiado y apoyado… ese es el Hugo Valiero…